La prensa
Agentes de la Policía Metropolitana que también se presentaron a la escena, llamaron a las autoridades de Medicina Forense y la Fiscalía para el reconocimiento legal del cadáver del sacerdote, de nacionalidad salvadoreña, quien tenía menos de un mes de permanecer en el país.
En principio se creía que se trataba de un feligrés, pues el cura no tenía puesta la sotana: vestía con un pantalón jeans azul y una camisa blanca a rayas negras.
Los empleados del Ministerio Público y la policía confirmaron que el cuerpo presentaba un golpe en la frente y sangrado nasal, además de que tenía fracturadas las dos manos tras una caída de varios metros de altura.
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