El Universal
El eco de un fuerte grito de dolor en la sala de expulsión número dos, vino acompañado de Salvador. Así ya lo llama su madre. Pesó tres 200 kilos y midió 51 centímetros. Nació cinco minutos después de las 24:00 horas por parto natural en el hospital Materno Infantil de Inguarán.
Mientras sonaban las doce campanadas en la catedral del zócalo y millones de mexicanos comían uvas y pedían sus doce deseos, Ángela Hernández, de 19 años de edad, se preparaba para recibir a su segundo niño. Ella perdió la noción del tiempo, no sabía que su bebé sería el primer alumbramiento del año 2005.
Tendida en la camilla, y cubierta por una bata blanca; temblaba y los dolores del parto aumentaban, lo reflejaba su rostro. La manecilla más larga del reloj de pared ubicado en la sala de expulsión número dos, advertía que faltaban 10 minutos para despedir al año viejo. La mirada de Ángela, abarcaba todos los espacios: la asaltaron los nervios.
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