De Wendy Griffin
Cuando las autoridades españoles aprendieron que los ingleses habÃan dejado varias barcadas de negros procedentes de la Isla de San Vicente en la Isla de Roatan el 11 de Abril de 1797, ellos se asustaron. Su primera idea era de quitar estos negros del paÃs.
Pero luego salieron a conocer los GarÃfunas. A través de traductores quienes hablaban francés, los españoles aprendieron que los GarÃfunas eran católicos y eran enemigos de los ingleses. Asà los españoles decidieron invitar a los garÃfunas de venir a vivir en Trujillo para defenderlo de los ataques de las piratas y de los Miskitos.
El plan era exitoso. Durante el siguiente ataque, los GarÃfunas ya formaron parte de la milicia y ayudaron con valentÃa defender la ciudad. De 1645 hasta 1787 los españoles habÃan abandonado Trujillo por los muchos ataques, pero después de la llegada de los GarÃfunas nunca más tenÃan que abandonar la ciudad. Los GarÃfunas también participaron en la captura y fusilamiento de William Walker cuando el filibustero estaba en la región.
Taylor Mack, un geógrafo norteamericano, en su tesis de doctorado sobre la geografÃa histórica de Trujillo, dice que la llegada de los GarÃfunas a Trujillo ayudaba la ciudad de otra manera. Durante 300 años de la presencia española en Trujillo, no hallaban que comer. Intentaron sembrar trigo. Sembraron uvas. Todos los años tenÃan que importar comida, y si no pasó algún barco para abastecerles, pasaban con hambre los españoles.
Las agricultoras garÃfunas rápidamente establecieron cultivos de raÃces comestibles como la yuca y la malanga. Sembraron guineos, plátanos, caña de azúcar, ayote, okro y un poquito de maÃz. Con la llegada de los GarÃfunas, los pobladores de Trujillo dejaban de pasar con hambre y se logró que se creciera la ciudad.
Durante el siglo 19, una de las industrias de mayor importancia era la corte de caoba. Los consultes norteamericanos todos mencionaron a los hombres garÃfunas como la principal mano de obra de esta industria. Era trabajo pesado que requerÃa que se iban a vivir en la selva durante 6 meses al año.
Se trabajaba en cuadrillas con uno 40 hombres, y 16 a 20 bueyes para halar la madera. Era tan caliente el trabajo, que a veces se hizo en la noche con antorchas de ocote. Pero habÃa semejante nubes de zancudos. Los ingleses pagaban en esterlina, y la gente lo enteraba en sus casas por que no habÃa bancos.
Los hombres podÃan salir por que entre los garÃfunas son las mujeres que hace la mayorÃa del trabajo agrÃcola. Antes de salir para la corte de caoba, el hombre dejó limpio un predio donde pudo sembrar la mujer. Ella con sus hijos hembras y varones sembraba, limpiaba, y cosechaba los plátanos, guineos, yuca, cocos, etc. Asà comÃan hasta que regresara el hombre con el dinero que el ganó.
De 1860 a 1913 era la primera fase de la industria bananera en Honduras. Las empresas llegaban a comprar bananas, pero no los sembraban. Se compraba los bananos de productores independientes. Tanto los hombres que las mujeres garÃfunas producÃan los bananos que compraba compañÃas como la Oteri Lines y la Bluefields Steamship Company (CompañÃa de Vapores de Bluefields). Estas compañÃas fueron a zonas GarÃfunas a comprar como la Laguna de Micos cerca de Tela, Armenia, Balfate, Trujillo e Iriona.
Estas compañÃas no compraban solamente bananos. Ellos compraron “las frutas del paÃsâ€? incluyendo mangos y cocos. En 1899 las exportaciones ce cocos eran 9% de las exportaciones totales del paÃs, mas que plata u oro. Los GarÃfunas y los Isleños eran los productores principales de los cocos.
Los hombres garÃfunas salÃan a Belice y Jamaica para conseguir cocos y palos de mangos. Los mangos son nativos a Asia pero los ingleses les habÃan traÃdo a Jamaica para dar a comer a los negros. Al comienzo Trujillo era la única ciudad en Honduras que exportaba mango, según la tesis de Dr. Mack. TodavÃa hay muchas variedades allà en Barrio Cristales y los palos de mangos son más altos que un edificio de 3 pisos.
En la época antes de la traÃda de la Palma Africana a Honduras, La Blanquita, subsidaria de la Standard Fruit en La Ceiba, hizo el aceite, el jabón, y la manteca que se vendió en el paÃs de los cocos y de la semilla de la palma de corozo. Los GarÃfunas y los Isleños recogÃan y quebraron la semilla de corozo para luego venderlo a la Blanquita.
Cuando se construyó el Canal de Panamá, contratistas venÃan a las aldeas garÃfunas a buscar trabajadores, reportó Herman Ã?lvarez de San Juan. Un buen número de GarÃfunas acepta de trabajar en esta gran obra que une las dos costas de América Central.
Al terminar la Canal, los hombres garÃfunas volvieron a Honduras donde les buscaban para construir nuevas ciudades bananeras como Puerto Castilla. En los años de 1920 este se describió como la Joya del Caribe.
Las empresas bananeras tenÃan derecho a cortar toda la madera por donde pasaba el ferrocarril. Particularmente la ruta de la Truxillo Railroad Company que era de Castilla a Bataya en Gracias a Dios y luego bajó el RÃo Paulaya hasta llegar a RÃo Paya en Olancho, pasaba por grandes bosques de caoba.
La compañÃa construyó barracones, bodegas y hasta los vagones del ferrocarril de caoba. Los hombres garÃfunas continúan de trabajar caoba hasta la década de 1950- Los hombres garÃfunas también hacÃan el trabajo de muelle de cargar los bananos. Antes que habÃa muelles en Hondura, los hombres garÃfunas sacaron los bananos de la playa en sus cayucos y las halaban al barco esperando en la BahÃa.
Las mujeres garÃfunas se fueron temprano a sus cultivos y luego fueron en bus o en cayuco a vender yuca, ñame, plátanos, cocos, etc. en los pueblos como Trujillo y Puerto Castilla. Las mujeres también preparaban panes como pan de coco y los niños los vendÃan. Otras hicieron tabletas de coco, alfeñique, y aceite de coco para vender. En aquel tiempo casi todas las casas usaban leña para cocinar, y las mujeres o las niñas garÃfunas se fueron temprano de casa en casa vendiendo leña, que costaba 1 centavo el rayito. Las mujeres vendÃan los pescados de su esposo.
En la década de 1930 comenzó a cerrar sus operaciones la Truxillo Railroad, pero la compañÃa ofrecÃa la oportunidad de trabajar embarcada. En aquel tiempo era costumbre de las mamás garÃfunas de enseñar a sus hijos varones igual que sus hijas mujeres como cocinar. Si estaba enferma su esposa, el hombre iba a saber como cocinar.
Entonces los hombres garÃfunas eran muy buscados como cocineros para el mercante martina. Hay hombres jubilados que trabajaban 30, 35 años como marineros, mandando remesas a sus familiares. A la gente con buen record, la compañÃa ayudó para que sus familias emigraran a los EE.UU. Con las remesas que estos mandan se ha educado muchos profesionales hondureños. Actualmente hay 40,000 marineros hondureños, muchos de los cuales son Garifunas e Isleños.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de los EE. UU. requirió a la United Fruit (ahora Chiquita) y la Standard Fruit (ahora Dole) que prestaran sus barcos con todos sus tripulantes para apoyar la logÃstica de la Segunda Guerra Mundial. Asà los tripulantes garÃfunas hondureños servÃan durante la Segunda Guerra Mundial incluyendo servicio en Pearl Harbor.
Durante la Guerra con El Salvador los GarÃfunas también jugaban un papel importante. Para mantener secreto las comunicaciones de los militares, utilizaron operadores de radio que hablaban garÃfuna entre sÃ. Asà los salvadoreños no entendÃan los mensajes de radio de los hondureños.
Los GarÃfunas han sido activos en muchos aspectos de la vida económica de Honduras. Trabajan de maestros, médicos, enfermeras, alcaldes, y diputados. Un garÃfuna llegó a ser Ministro de Salud y uno llegó a ser presidente. El presidente Manual Bonilla era un mulato. El era garÃfuna por el lado de su mamá. Al llegar a ser presidente, no se olvidó de los garÃfunas y les ayudaron conseguir importantes tÃtulos de tierras para sus comunidades.
Hoy en dÃa se está reconociendo el valor de la cultura garÃfuna en un paÃs pluricultural y multi-étnico. El Balet Nacional Folklórico GarÃfuna, una dependencia del Ministerio de Cultura, Artes y Deportes, da a conocer la cultura garÃfuna hondureño al nivel internacional y se conoce mas Honduras como el paÃs de la punta que por xique, el paso principal de los Ladinos, dice David Flores, el ex Director de la Oficina Nacional de Folklore.
Los cientÃficos se interesan en la cultura garÃfuna por su conocimiento de la naturaleza. Ellos saben como cuidar la naturaleza y más de 20 de las 44 comunidades garÃfunas están en áreas protegidas por que han cuidado su medio ambiente. Hasta una ONG garÃfuna el Comité de Emergencia GarÃfuna ha recibido premios internacionales por sus proyectos de proteger el medio ambiente.
Su conocimiento de la naturaleza incluye muchas plantas medicinales. En un estudio del Depto. De BiologÃa de la UNAH con TRAMIL de la Republica Dominicana, se identificó mas 300 plantas medicinales entre los GarÃfunas. Los curanderos y parteras de los Garifunas dan cuidado médico no solamente a los GarÃfunas sino también a los ladinos, los ingleses, y los Miskitos. Por ejemplo antes de 1950 no habÃa ningún otro tipo de cuidado médico en Islas de la BahÃa excepto los curanderos garÃfunas y los “bush doctorsâ€? (médicos de plantas) de los Isleños.
Actualmente la cultura garÃfuna está amenazada por la perdida de sus tierras por invasiones de ladinos, la corte de madera en su zona, la modernización y la globalización de la cultura. Los garÃfunas temen por la perdida de su lengua y sus cultura, y les urgen la implementación del proyecto de educación bilingüe-intercultural (garÃfuna/español).
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